DEFENSA
PERSONAL POLICIAL

(Mi libro publicado, interesados contactar en mi correo: apqapq1967@gmail.com)


(Mi libro publicado, interesados contactar en mi correo: apqapq1967@gmail.com)
La
Defensa Personal Policial (DPP): El primer punto y para mi uno de los más
importantes, para impartir está modalidad, arte marcial o como quiera
definirse, eso es lo de menos, hay que ser policía y conocer desde dentro lo
que es la policía, su trabajo, funciones, penalidad (sueño, frío, turnos),
estar bregado en la calle y conocerla. Al igual que las artes marciales, no es
una ciencia exacta. Hay una gran cantidad de variables y circunstancias que
afectan a la ejecución y resultado final, tanto personales del propio agente,
como externas: oponentes, lugar, armas, etc. o incluso el compañero/s. Es un
verdadero combate en el que pondremos en práctica nuestro sacrificio,
entrenamiento y conocimientos, con un único ganador, el agente con la reducción
y control del agresor y si procede detención, o la del oponente con su huida,
en el mejor de los casos, o resultar el agente herido o incluso muerto.
El agente puede dedicar, en su mayoría, su propio tiempo libre, horas y horas
de entrenamiento y formación, y a pesar de esto no garantiza el éxito pleno. Ya
que el principal enemigo del agente es la confianza, rutina y dejadez en el
servicio o más grave, en las actuaciones, que proviene de la falta del
sentimiento y el sacrificio policial. La formación del policía no finaliza con
la aprobación de una oposición y la realización de un curso formativo. Es un
reciclaje formativo continuo, tanto intelectual (cambios o nuevas leyes,
normativas, protocolos, directrices de fiscales o jueces, etc.) como físico,
actuar con la mayor contundencia, control y profesionalidad en las
intervenciones policiales, y luego saber plasmarlo en la diligencia de
intervención o denuncia administrativa que proceda.
Aquí no
resolvemos la situación con un solo golpe, en caso de una confrontación física,
la respuesta del agente debe ser directamente proporcional a la agresión
sufrida, dando cuenta de todo lo ocurrido en las diligencias policiales y las
lesiones o daños físicos en el informe médico. Justificando en todo momento el
tipo de agresión sufrida y nuestra respuesta. Aquí viene la importancia de
nuestro entrenamiento, ya que como dice la cita “somos lo que entrenamos”,
y como animales que somos, actuamos por instinto, y una persona entrenada en
los deportes de contacto su reacción instintiva puede ser muy peligrosa, con un
golpe contundente que puede provocar la pérdida de conocimiento o lesiones
aparatosas por la cantidad de sangre o graves en caso de fracturas que
requieran asistencia médica o intervención quirúrgica, que como hemos hecho
referencia anteriormente hay que exponer en diligencias. No nos llenemos los
ojos con intervenciones espectaculares de las policías de Israel o Estados
Unidos que son las más comunes, debemos ser conscientes de la permisibilidad de
su legislación y la nuestra, de su delincuencia y la nuestra, de su posibilidad
de tenencia de armas y porte de estas, actuaciones que allí son legales, aquí
como mínimo nos puede costar la inhabilitación para cargo público o prisión.
Hay que
adaptar la situación de entrenamiento al mayor realismo posible en el tatami,
llevamos ropa adecuada, hay un calentamiento previo, en caso de fallo se
repite, la mayoría de las situaciones están previstas y conocemos la agresión y
tenemos planificada nuestra respuesta, etc. La calle es otro mundo, como en el
combate sin reglas, en la mayoría de las actuaciones no tenemos un conocimiento
exacto de donde nos dirigimos (muy distintamente de los cuerpos especiales que
conocen donde van y a lo que se enfrentan, faltando por despejar la incógnita
del resultado final), con que personas nos enfrentamos, el peso del equipo
básico compuesto por grilletes, bastón policial, pistola, cargador de respeto,
guantes entre otros accesorios; y si se lleva chaleco, se puede imaginar, no
hemos realizado un calentamiento pasando de cero a cien en un segundo, la
presencia de personas, que es matemático, casi siempre están en contra del
agente, etc., por eso motivos hay que actuar de una manera fría, previsora y
con cautela, siempre esperando lo inesperado.
Partimos
de la base de una patrulla compuesta por dos agentes, un binomio, aunque
actualmente se está potenciando las patrullas de tres agentes o trinomios. Los
agentes deben estar perfectamente coordinados y conocerse, saber las virtudes y
limitaciones del compañero, actuando ambos como si fueron uno, sin
entorpecerse, el primer agente actúa y resuelve, el segundo agente,
generalmente el que más experiencia o capacidad tiene, apoya en caso de
necesitar el primer agente colaboración, da seguridad y protección del
perímetro, controla las comunicaciones y todas aquellas acciones que ayuden a
controlar la situación y el lugar.
Antes de
intervenir el agente tiene que saber que tiene que hacer y porque va a actuar y
tomar unas precauciones básicas de seguridad, como, colocación correcta,
distancia de seguridad, controlar la situación y el entorno, a la vez que
realiza una radiografía de la persona: corpulencia, fortaleza, envergadura,
fisionomía, manos, si puede ocultar un arma, nerviosismo, etc. Una cantidad de
circunstancias que debemos chequearlas en un breve tiempo.
Los
agentes actuantes deben adaptarse a sus limitaciones y contar con ellas antes
de la actuación, no es lo mismo una actuación en una localidad donde hay una
única patrulla de servicio y el apoyo de agentes de otro cuerpo de las Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad puede tardar un tiempo considerable o servicios médicos
bien preparados y equipados para actuar con personas conflictivas, agresivas o
bajo los efectos de sustancias psicoterapias; que en una ciudad, donde en
cuestión de minutos pueden concentrarse varias patrullas, al fin y al cabo
somos personas y tenemos nuestras limitaciones, y aunque la gente nos exija hay
que tener la sangre fría necesaria y adoptar las medidas de protección necesarias
para proteger tanto a los ciudadanos como a nosotros mismos.
Pero hay
un gran problema, como con todas las modas, y el mundo de las Artes Marciales
no es menos, se mueve por lo intereses económicos, y el dinero no tiene amigos,
y la formación para la intervención policial no es una excepción. Plantillas
que deciden formarse no de una manera especializada, pero si básica, porque
como pienso yo, un curso no sirve para nada si se realiza y se olvida, y ya
parece que lo sabemos todo, y es mejor una formación continua y paulatina.
Ahora mismo hay muchos embaucadores, que se ofrecen como expertos en defensa
personal policial, así como todas las modalidades que lleva anexas como manejo
de grilletes, bastón policial, trabajo por binomios, etc., en diversos estilos
o sistemas de artes marciales, que se ofrecen a las correspondientes jefaturas
que la mayoría son incultas o neófitos en estos temas y se dejan convencer, o
los más peligroso, que priven los intereses económicos, vamos a hablar claro,
eso es el pan nuestro en la adquisición de material, armamento, vehículos y
demás material auxiliar y formativo del agente.
Debemos
de trabajar de una manera continua, adaptándonos a un trabajo variado, con
personas fuertes, elásticas, delgadas, altas, agresivas, etc., todas las
posibles variables que nos podamos encontrar, aún sin entrar la intervención
con dos o más individuos.
Pero
reconozco que cuando te sube la adrenalina y te hierve la sangre soy el primero
en saltar al toro, y entras en un efecto túnel en él se centra toda la atención
y fijación en el objetivo, nos aislamos del exterior, parece que la realidad va
a cámara lenta, cuanto más estresante es la intervención el objetivo es más
pequeño, no somos conscientes de lo que ocurre a nuestro alrededor, nos sentimos
muy torpes, cualquier acción manual que realizamos habitualmente como coger
unos grilletes se hace casi imposible de ejecutar, en cuestión, todos nuestros
sentidos se fijan en la personan y se aíslan del mundo exterior.
Entonces
que debemos hacer, entrenar de la forma más real posible y parte de este llevar
el cuerpo a un nivel superior de estrés. Intentaremos dominar o controlar todas
las distancias del combate, largo, medio, corto y cuerpo a cuerpo, y no ser
vulnerable en ninguna de ellas y lo más difícil desde mi punto de vista,
dominar la técnica. Golpear es fácil, con un poco de entrenamiento dominaras
golpes básico de brazo, pierna, rodilla, codo o incluso cabeza, harás
combinaciones, bloqueos, guardias, defensas, ataque, etc., pero lo difícil el
dosificar esa energía y controlar a un oponente y reducirlo de una manera
efectiva y con la menor lesividad posible, ese es el problema, esa técnica de
entrenamiento mediante controles, luxaciones, puntos de dolor,
inmovilizaciones, es la que hay que acentuar y dominar, tanto solo o con el
compañero.
Pero como
hemos dicho al principio, esto no es matemático, dos por dos no son cuatro, no
todas las intervenciones de los agentes terminan en una confrontación física,
estas son mínimas, la mayoría desde mi experiencia el individuo no opone
resistencia y se deja engrilletar voluntariamente, pero en otros caso,
generalmente en peleas, individuos muy agresivos, en persecuciones o en otras
actuaciones el resultado final es la confrontación física e incluso alguna vez
la lucha cuerpo a cuerpo sin reglas, hay que estar preparado para afrontar
cualquier situación y eso es tener confianza en lo que hacemos, creer en
nosotros mismos y entrenar, entrenar, entrenar, entrenar, sabiendo lo que
hacemos y tener la seguridad de lo que estamos haciendo o lo que tenemos que
hacer, siempre desde el límite de nuestras posibilidades.
Para
finalizar, después de más de 26 años de policía, lo que más pena me da, además
de rabia, es aquellos policías que portan extensibles, grilletes rígidos, u
otros elementos de dotación policial sin saber lo que llevan en sus manos y el
potencial operativo que les ofrecen, es una pena, pero tanta culpa tienen ellos
como sus jefaturas que se los entregan o autorizan portarlos, cuando los
primeros incultos son ellos, no se les piden que sean unos expertos en todas
las materias policiales, pero si al menos que sepan que es lo que tienen en sus
manos y lo ponen a disposición de sus subordinados, como profesionales y jefes
que son, o se apoyen en agentes que dispongan esos conocimientos o habilidades
técnicas.
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